Brasil 2014, el mundo cabe en un estadio
Antes de empezar con el contenido central de esta entrada, voy a descubrir mis sesgos al respecto. Soy colombiano, pero no soy fanático de la selección, así que no esperen que escriba maravillas inmerecidas para “los cafeteros”. Soy seguidor del fútbol, pero no fanático, así que hago lo posible por anteponer racionalidad a pasiones. Soy latinoamericano, pero no creo que solamente por estar geográficamente cerca de un lugar sea necesario apoyar su selección, así que no esperen que me llene de orgullo por los avances de Costa Rica o Chile, por mencionar algunos. Soy seguidor del Real Madrid, pero entiendo que los jugadores de cada equipo no pueden jugar igual en su equipo que en su selección, así que no tendré problema en reconocer la tarea cumplida por los jugadores de Barcelona o de cualquier otro equipo si es pertinente.
Escribo esta entrada en el primer día de descanso del mundial, se acabó la primera ronda, mañana empiezan los octavos de final y ya todo pasa a muerte súbita, citando a Iván Mejía (2010 hasta donde recuerdo) a partir de mañana puedo decir que “este partido lo gana uno o lo gana el otro” sin temor a equivocarme. Aunque sea por definición de remates desde el punto del penalti (y sí, penalti es una palabra en castellano según la RAE.
Va una lista de cosas por decir del mundial, en las que no espero que todos estén de acuerdo conmigo, de hecho algunas las lanzo abiertamente para generar polémica, que como siempre estoy dispuesto a continuar en Twitter vía @osbernal o por correo electrónico a través de osbernal@gmail.com.
Este mundial tiene muchos más goles que el anterior. El promedio por partido hasta ahora está al menos medio gol por encima del que tuvo el mundial pasado. Eso puede decir muchas cosas, unas buenas y otras malas. Sin embargo, a pesar de que la emoción del fútbol es el gol, hay cosas que es importante tomar en cuenta para ver que no todo es tan fácilmente comparable.
El gran cambio, como todos los años, es el balón, este año el Brazuca, diseñado específicamente para ser rápido y aerodinámico. Como siempre, los cambios van a buscar más goles, aunque no siempre lo logran.
Un cambio no menor es el clima. Hace cuatro años el mundial se jugó en invierno, porque fue en la punta sur de África, mientras este año se está jugando en zona tropical donde apenas baja ligeramente la temperatura por tema de estaciones, que de hecho no existen y se limitan a ser temporadas de lluvia o de sequía.
España, oh España. Del Bosque es un excelente técnico, pero ni el mejor de los técnicos puede manejar un equipo agotado desde todas las perspectivas.
La liga española se definió en el último minuto del último partido de la temporada, no cuatro, cinco o doce fechas antes como pasó en otros países. Sumemos a eso que la Champions League fue el último torneo grande en terminar y terminó con final de dos equipos españoles que además fueron grandes aportantes en cuanto a jugadores para la selección.
Los jugadores españoles estaban físicamente agotados, pero también mentalmente con toda la presión que se les puso por llegar como campeones de vigentes del mundial sumado a dos eurocopas, una racha nunca antes vista. por si fuera poco el campeón actual de la Champions es un equipo español y el campeón actual de la Europa League es también un equipo español, cosa que dice que los equipos españoles tuvieron una temporada considerablemente más larga que los demás, aunque también más fructífera y por eso con más prensa y presión encima.
También estaban cansados mediáticamente, los españoles se cansaron de dar entrevistas, todos y cada uno de ellos son estrellas absolutas, la cantidad de veces que le preguntaron a Diego Costa si también iba a apoyar a Brasil es aterradora, la revolución alrededor de Iker Casillas y su titularidad discontinua en el Real Madrid fue asombrosa, el culebrón novelero de la salida de Xavi Hernández del Barcelona para ir a ganar petrodólares en Qatar o algún lugar similar tomó más protagonismo que las alineaciones de los rivales, y de ahí en adelante sigue el listado.
También estaban agotadas las variantes de juego, como se demostró desde la final de la Copa Confederaciones que perdieron 3-0 con Brasil. Todo el mundo (literalmente) sabe exactamente cómo juega España y conoce los puntos débiles hombre por hombre y como equipo. Todo el mundo sabe exactamente cómo hace los pases Andrés Iniesta, cómo quita el balón Xabi Alonso, cómo corre a posicionarse Juan Mata. Siguen siendo brillantes y siguen logrando sacar conejos de la galera de vez en cuando, cierto, pero sus oponentes presentaron un examen donde las preguntas ya eran de dominio público. Además, como lo han demostrado en este mundial jugadores como Neymar o James Rodríguez, una parte importante de la creatividad futbolística viene de la juventud y la capacidad de arriesgarse, que la línea titular de España no tiene.
Finalmente, estaba agotada la convivencia. No seamos tan crédulos de pensar que le podemos decir a Casillas, Ramos y Alonso que tienen que odiar a Piqué, Iniesta, Fábregas, Pedro, Xavi, Busquets y Alba (sin contar los canteranos de lado y lado que ahora juegan en otros equipos) durante toda la temporada y luego funcionar perfecto como una selección. Eso fue especialmente evidente en la defensa donde Piqué y Ramos hicieron ridículos monumentales intentando proteger a un Casillas que abiertamente no se entendía con Piqué.
Lesiones por doquier. Este mundial se llenó de lesionados desde meses antes de empezar, con la de Falcao (Colombia) que lo sacó de competencia y la de Khedira (Alemania) que por poco lo saca también, aunque entre los médicos de la selección y los del equipo lo pusieron a punto para jugar algunos pocos minutos profesionales en el año antes de ser confirmado como parte de la representación de su país. Sumemos a la lista de descartados a Reus (Alemania), Ribery (Francia), Strootman (Holanda), Valdés (España), Walcott (Inglaterra), Kruse (Australia), Montes (México), Rossi (Italia), Fernández (Chile), Kranjcar (Croacia) y tantos otros más.
Los jugadores se lesionan con o sin mundial, pero hay algo que debemos tener claro: si un jugador se lesiona y es duda para ir con su selección, salvo que se llame Cristiano Ronaldo y quiera jugar absolutamente todos los partidos por encima de lo que digan los médicos, el cuerpo médico de su equipo (no selección, equipo) lo va a declarar incapacitado para jugar y la selección lo va a aceptar así. Los equipos son los que pagan los salarios y pagan los valores de las transferencias, y tienen toda la razón en decir que si un jugador puede ver su molestia convertida en una lesión en toda regla por estar jugando con su selección, mientras el equipo le sigue pagando un salario mensual con cinco o seis ceros (en euros) para estar en la clínica, la inversión se hace inviable. Si un jugador como Ribery se lesiona la espalda seriamente en el mundial y pasa de un periodo de descanso y terapia de dos meses a una cirugía con recuperación de ocho meses, el Bayern Munich va a estar pagando seis meses adicionales de camilla para una de sus estrellas, mal negocio. Respuesta natural: los médicos del equipo le dicen a los de la selección que no pueden permitir que el jugador haga parte de los elegidos, fin de la historia.
Argentina y Brasil no tienen nada que hacer en ese mundial, pero igual van a llegar lejos. Un mundial debería ser la oportunidad para que las mejores selecciones compitan por un premio que sea un reconocimiento a su trabajo de equipo y sus chispazos de talento individual.
Argentina no tiene absolutamente nada de trabajo de equipo y solamente tiene tres estrellas individuales que hacen suficiente para ocultar su miseria colectiva: Mascherano que es una fuente inagotable de fuerza en la defensa de la albiceleste, Di María que se ha visto opaco porque su función atacante pierde por mucho al compararse con la de su compañerito estrella pero que si se observa sin comparaciones es brillante, y claramente Messi que aunque no sea jugador de mi agrado está haciendo un excelente mundial de cara al arco con lo que logra tapar su incapacidad para jugar en grupo con la selección.
Brasil es algo más de lo mismo que Argentina, unas pocas figuras que están sosteniendo una fachada de selección ganadora. Julio César, grande Julio César, al que todo el mundo del fútbol dio por descartado cuando se fue a jugar al Queens Park Rangers. David Luiz, nuevo refuerzo del PSG francés para la próxima temporada, astro en defensa y con buena salida, haciendo mucho más de lo que su estelar compañero de zaga ha hecho hasta ahora. Y Neymar Jr, otro genio para fusilar arqueros y avergonzar defensas, que tampoco ha logrado ser parte de un armazón de juego que combine todo el poderío de su selección, siendo casi siempre el finalizador de la jugada y no una parte más de la elaboración.
Alemania, Bélgica, Colombia y Holanda, grandes estrellas jugando en grandes selecciones. No tengo mucho que decir, solamente recomendar que disfruten el juego de esos cuatro, los que sí han jugado a algo de equipo, aunque Alemania haya sufrido contra Ghana y el primer tiempo de Colombia contra Japón y el de Bélgica contra Corea hayan sido más de dientes apretados que de sonrisas naturales.
Los autores de algunos de los mejores goles del mundial ya están afuera. No vamos a negar que el gol de James Rodríguez (Colombia, 4-1 en Colombia 4 - Japón 1) fue excelente, y Colombia sigue en el mundial. Igual, no se puede negar que el gol de Robin van Persie (Holanda, 1-0 en Holanda 5 - España 1) fue un gesto técnico admirable. Pero si vemos el gol de Villa (España, 1-0 en España 3 - Australia 0), la construcción es brillante como selección y se suma a una definición de estrella. O Cahill (Australia, 1-1 en Holanda 3 - Australia 2) rematando sin que la bola caiga, espectacular. Y sigue la lista, Varela (Portugal, 2-2 en Estados Unidos 2 - Portugal 2) le sumó a lo brillante de su definición ante centro de Cristiano Ronaldo jugando como en los viejos tiempos de medio por carril derecho, la agonía de hacer gol en el quinto minuto del tiempo adicionado.
La fuerza latina, el negocio europeo. Sí, en el continente americano está la mitad de los equipos clasificados a octavos de final. No, no creo que tenga que celebrar los triunfos de México solamente porque hablo el mismo idioma o los de Estados Unidos porque estudio allá; mi formación cultural es mucho más cercana a la de España o Italia si vamos a eso, y los dos están eliminados.
Estimado latino que sí se enorgullece por eso: celebre todo lo que quiera, le invito a que festeje con emoción irracional, pero recuerde que lo que pasa en el mundial ya no es solamente la exhibición de las mejores selecciones del mundo haciendo su mayor esfuerzo para ganar el campeonato. Ahora hay mucho de negocio, y los europeos, muchos de ellos eliminados, se regocijan de ver a los latinos ganando. ¿Por qué? Porque esos latinos son los que luego ellos van a contratar, pagando sumas astronómicas que no son pagables en Latinoamérica (los más cercanos en pagar esas cifras, y muy lejos, serían los mexicanos y los brasileños), para llenar sus estadios en las competencias de equipos, donde realmente se mueve el dinero, donde se mueve la pasión por el fútbol, al menos en la forma como ellos la viven. En Latinoamérica la pasión futbolística es mucho más cercana a las selecciones que a los equipos porque nuestros torneos locales son poco más que basura, incubadoras de jugadores que si son buenos se van para Europa antes de cumplir los 20 años y si no son buenos entonces se quedan transitando cada temporada de transferencias de equipo en equipo sin respetar camisetas.
¿Qué tan italiano, en términos futbolísticos, se puede sentir un fanático del Internazionale Milano que al ver a su equipo hace unos pocos años veía a once extranjeros en la titular? ¿O un seguidor del Arsenal en Inglaterra, que vive una situación parecida? Cada uno de esos fanáticos ve a su selección jugar nueve o diez partidos al año, digamos quince para ser generosos y promediar con los años de mundial o eurocopa, y en esos partidos puede ver a sus compatriotas jugar por su país. Pero el equipo al que más puede ver, el que más noticias genera, el que juega cincuenta o hasta setenta partidos al año de los que la mitad son en el estadio al que el aficionado sí podría acceder, ese equipo no tiene ningún vínculo con el país salvo la sede y tal vez el nombre.
El mundial es una vitrina, cada cuatro años lo es más, y como buena vitrina se llena principalmente de dos cosas: lo que se quiere vender y lo que se quiere exhibir por ser invaluable. De lo primero, casi todos los latinos, de lo segundo, las superestrellas.
Un estadio en Manaos… un estadio de dimensiones mundialistas en medio de la selva en una ciudad que no tiene equipo profesional de fútbol. Recordemos que los juegos olímpicos de 2016 serán en Rio de Janeiro, por o que el gobierno de Brasil tendrá que seguir invirtiendo en escenarios deportivos después del mundial por dos años más. Y esos escenarios, esas moles de concreto diseñadas por los arquitectos más prestigiosos, construidas con todas las normas de seguridad, preparadas para multitudes de aficionados y periodistas, ¿qué significarán más adelante para el país? Esperemos que no la inversión irracional para llamar la atención del mundo sobre sus posibilidades comerciales, mientras sus ciudadanos sienten que esas inversiones solamente profundizan la desigualdad y la pobreza. Esperemos que no, pero seamos claros en que esa es la esperanza de una posibilidad remota.
Suárez, Luis Suárez. Que Luis Suárez fue el mejor jugador de la English Premier League en la pasada temporada no lo duda nadie. Que eso además se resalta porque el tipo pone tantas asistencias como goles sin dejar de ser el goleador absoluto de la liga, de acuerdo. Pero bajo esa concepción anticuada pero vigente de que los deportistas deben ser ejemplo de vida, lo de Suárez es simplemente inadmisible.
Pero más grave aún, ya ha tenido incidentes similares en dos ocasiones y en las dos ha recibido sanciones para su momento ejemplares, siete fechas impuestas por la liga holandesa y dos adicionales por el Ajax cuando se dio su primer incidente, diez fechas de sanción en el segundo incidente sucedido en la EPL jugando para el Liverpool… y ahora, tercera vez, la FIFA determina que una sanción menor a la anterior es suficiente. Las sanciones no funcionan con Suárez, eso es claro, así que lo que están haciendo no le ayuda al jugador ni al deporte. Suárez no necesita vitrina, el Barcelona o el Real Madrid pagarán lo que sea para tenerlo, así que la sanción es más para su selección que para él, que ridícula decisión.
Suárez necesita un seguimiento psicológico que no va a tener a menos que se lo exijan como condición para volver a las canchas, hasta ese momento seguirá siendo el mismo y haciendo lo mismo. Mientras tanto seguiremos viendo su agresividad dirigida hacia el arco y hacia los otros jugadores, en el caso de los segundos en una forma muy poco tradicional.
Jugadores que pasan desapercibidos. Todos hablamos de Messi, Neymar, Müller, Robben… hay dos jugadores que son estrellas, que juegan en equipos grandes, que son subestimados en esos equipos y que realmente están jugando a un nivel que iguala y hasta supera a los grandes nombres de la lista que ya mencionamos. Ojo con Alexis Sánchez, menospreciado en el Barcelona pero un absoluto genio. Y especialmente ojo con Karim Benzema, casi de salida del Real Madrid desde que llegó, pero que está mostrando en el mundial que sabe exactamente qué hacer para conducir a sus compañeros como grupo, no solamente como estrellita fugaz.
No siendo más me despido, seguramente habrá algo más de esto al final del mundial, mientras tanto que lo disfruten.