¿Consulta? ¿Anticorrupción?

En este momento está en el punto más alto de la agenda política en Colombia la denominada “Consulta Anticorrupción”. Tras numerosos escándalos de corrupción, la denominada “mermelada” del gobierno nacional saliente, y con el nombre que le dieron a esa votación, el debate que se debería dar alrededor de las propuestas ha degenerado en la hipótesis de que todo el que no apoye incondicionalmente la Consulta y el SÍ a sus siete propuestas es tildado de corrupto e inmediatamente atacado.

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Bueno, yo voy a decir que no creo que se deba votar ciegamente SÍ a las siete propuestas, aunque sí a algunas de ellas y con argumentos serios, no solo porque se llame “Anticorrupción” y ya. Si por eso se me va a llamar corrupto, supongo que es parte de la carencia de argumentos en el debate político actual y me tendré que aguantar.

Paso ahora a las propuestas que no son tan claras para mí y que creo que necesitan reflexión profunda y muchas explicaciones antes de votarse.

En general lamento que muchos de los votos del “Siete veces SÍ” vayan a suceder porque les parece irracional votar NO a algo que tenga el título “Anticorrupción” o porque las explicaciones que se dan en redes sociales de las propuestas –si es que se pueden llamar explicaciones– omiten gran parte del contenido de las propuestas y en especial omiten los detalles grises de las mismas. Para mí esta Consulta es muestra de tres cosas que van más allá, que no son ni de cerca tocadas por la Consulta y que son mucho más graves para el país que la sola implicación de corrupción que tienen y que se les agranda en el común de la gente:

  1. La comprensión de la democracia como el proceso en el que la mayoría elige y la minoría debe ejercer responsablemente la oposición propositiva se perdió hace mucho y cada día se intensifica más. Si el elegido no es mi elegido entonces es el enemigo, no se necesita proponer alternativas y ser participativo, solo verlo como el enemigo. Y como quejarse es mucho más popular que proponer, que vivan las redes sociales que me van a hacer famoso si solo me dedico a quejarme y a señalar.

  2. La corrupción es mala cuando es grande, el engaño es malo cuando es grande, lo que hace el ciudadano del común todos los días no tiene nada que ver, incluso el que refuerza las noticias falsas reproduciéndolas y reproduciendo memes al respecto, o el colado de Transmilenio, o el que logra cosas en entidades públicas a punta de influencias, eso no es nada porque hay peores. Y… no.

  3. No tenemos principio de la buena fe, todo acto es malo hasta que se muestre lo contrario, e incluso queremos que nuestra ley omita el principio de la buena fe (como en la propuesta 6 específicamente). Si creyéramos que es posible que las personas actúen correctamente no necesitaríamos nuevas normas, necesitaríamos que se pusieran en acción las que existen y que cada funcionario reporte lo que hace sin que medie algo llamado “investigación” en su contra.

Yo me resisto a creer que esa es nuestra única posibilidad. Creo que es posible pensar, creo que es posible creer en los demás, creo que es posible ser honesto sin que los demás tengan que aplaudir eso, creo que es posible no estar de acuerdo con alguien sin que sea mi enemigo, creo que es posible colaborar con alguien sin que piense igual que yo.

Y creo también que se puede analizar antes de tomar una decisión y que guiarse por títulos nos limita el análisis. Y por eso no voto “Siete veces SÍ” en forma automática, aunque sí votaré en la Consulta y tengo al menos un par de SÍ muy claros.

Cierro, como es usual, poniendo los canales estándar de comunicación al servicio de quien quiera. Mi cuenta de correo electrónico osbernal@gmail.com y/o en mi cuenta de Twitter @osbernal están ahí para servir ese propósito.

 
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