La sangre es escandalosa
Una de las frases más recordadas de mi infancia es “la sangre es escandalosa”, lo que me decía mi madre cuando me raspaba o me cortaba o cualquier cosa por el estilo. Su idea era simple, concreta e inoportuna para mi horrible dolor del momento (sí, horrible, yo todo un llorón claramente): no porque haya sangre hay que exagerar las heridas, pueden suceder cosas mucho más graves sin que se derrame una gota de sangre.
Hoy cito la frase por el tema de la masacre en París en las instalaciones de la publicación Charlie Hebdo. Es cierto, la sola idea de la masacre es espantosa, como es igualmente cierto que debe ser repudiada. Pero seamos claros, Charlie Hebdo sigue funcionando, va a lanzar un número especial que tendrá más de dieciseís veces la cantidad de ejemplares de sus números regulares (el estándar es algo más de sesenta mil, el número especial está planeado para un millón). Se callaron voces y debemos lamentarlo, pero la libertad de prensa sigue, y casi con total seguridad las nuevas publicaciones serán aún más radicales en sus imágenes satíricas al respecto del islamismo, lo que a su vez radicalizará más a los miembros de los grupos terroristas.
Digo entonces que la sangre es escandalosa porque el movimiento que se ha generado alrededor del hashtag #JeSuisCharlie no lo hemos visto antes, al menos en tal magnitud, en casos como el de Radio Caracas Televisión o Globovisión en Venezuela, La Hora o El Universo en Ecuador, o la ley de medios aprobada en Argentina para restringir a El Clarín.
Radio Caracas Televisión y Globovisión, por solamente citar un par, fueron medios de acceso abierto presionados por el gobierno chavista con diferentes leyes y juicios, para acallar su voz editorial claramente opositora. Lo mismo intentó Rafael Correa con El Univeso y La Hora, por haber criticado diferentes momentos de su gobieron, en especial el supuesto intento de golpe de estado cuando Correa tuvo que atrincherarse y dio la orden de abrir fuego indiscriminado. El Clarín fue básicamente obligado a desmembrarse en pequeñas empresas satélite alrededor del Diario El Clarín porque el gobierno Kirchner (N y luego CFde) quería controlar el crecimiento del Grupo Clarín como empresa y de esa forma controlar el alcance de la voz del Clarín en sus críticas a las decisiones económicas de la presidencia.
Disculpe quien lea esto si le parece que lo que voy a decir no tiene sentido o es inhumano, pero creo que es muchísimo más grave cada uno de los casos mencionados de América Latina que el caso de Charlie Hebdo. La perdida de cada vida humana es condenable y debe ser condenada, pero peor aún es el uso del poder gubernamental para acallar los medios de oposición, a pesar de que las vidas de los miembros de esos medios sean respetadas y en algún nivel protegidas.
Es imposible que el periodismo sea neutral, es una actividad humana en la que se emite una interpretación de los hechos, ningún hecho es reproducido con exactitud e imparcialidad porque al pasar la información por nuestros sentidos llega a nuestra mente a ser interpretada y después de esa interpretación componemos las piezas presentadas como periodismo. Toda forma de prensa, explícita o implícitamente, carga en su concepción la posición personal de una persona o grupo de personas. De esa forma se puede decir que el periodismoy la opinión son, hasta cierto nivel, equivalentes. Y es por eso que la libertad de prensa y la libertad de opinión son casi equivalentes, y es también por eso que creo que la defensa a la libertad de prensa es tanto o más importante que la defensa de la vida, porque como ser humano creo que es peor vivir sin opinión que no vivir.
Ojalá algún día veamos cambiar cosas como #JeSuisCharlie por #YoSoyOpiniónLibre, y ojalá el día que lo hagamos esa opinión sea tan libre como respetuosa, porque, dicho sea de paso, la reacción de los radicales contra los miembros de Charlie Hebdo es inaceptable, pero el irrespeto abierto a las creencias y tradiciones del Islam también lo es.
En medio de la libertad de opinión que espero vivamos todos y que creo estar viviendo yo, esta es mi opinión. No pido que quien la lea la comparta, pido que la respete. Y si uiere comentarla, como de costumbre mi cuenta de Twitter @osbernal y mi correo electrónico osbernal@gmail.com son los canales más directos para hacerme saber su opinión.